La enseñanza en España cada vez va peor |
Que la enseñanza en España dista mucho de responder a los niveles de calidad exigibles a la novena potencia económica del mundo está fuera de discusión. |
El Informe Pisa elaborado por la OCDE relega a los alumnos españoles de entre los 400.000 "examinados" de 57 países sobre conocimiento en ciencias al puesto 31. Zapatero, nada más llegar a La Moncloa, tuvo la oportunidad histórica de apostar por una enseñanza consensuada con el PP que pusiera veto al lamentable estado de cosas descrito pero, sin embargo, optó por derogar la Ley de Calidad de la Enseñanza aprobada por el gobierno de Aznar antes que aprovechar sus aspectos positivos y llegar a un acuerdo sobre los demás. Nos encontramos ahora con una Ley de Educación socialista que inevitablemente modificará el PP si Rajoy gana las elecciones con el perjuicio que de nuevo se causará a un sistema inestable y confuso como el que hay en España desde la infausta LOGSE. En Andalucía Chaves y Arenas se han lanzado a una carrera en pelo para ofrecer cheques escolares a los bachilleres andaluces ya sea para combatir el fracaso escolar o para estudiar un idioma en el extranjero. Y no está mal que mientras las arcas públicas lo permitan ,cosa que desgraciadamente empieza a cuestionar la situación económica incierta y preocupante que se augura para mediados de 2008, la Junta de Andalucía apueste por incrementar la dotación presupuestaria en Educación. Sin embargo todo ese esfuerzo económico resulta inútil mientras no se resuelvan los verdaderos problemas estructurales que padece el sistema educativo en España y que no se deben tanto a carencias económicas severas como a la indisciplina en las aulas, a la falta de autoridad de los docentes que se sienten desprotegidos y desmoralizados, al escaso apego al esfuerzo y al trabajo de los chicos y al relativismo moral contagioso de una sociedad anestesiada en materia de principios y valores y obsesionada por el consumismo y el dinero fácil. Iniciativas como las de los "chequechollos" andaluces pueden ser atractivas para captar votos pero no eficaces para frenar el abandono de las aulas o la caída de las graduaciones, ni para evitar que España termine importando a la larga a profesionales médicos, informáticos o de ingeniería de la UE o de India que resuelvan en parte el gravísimo problema de productividad y competitividad que tiene nuestra economía. |
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